Respiración fetal
La placenta es el medio a través del cual se produce el intercambio de oxigeno y dióxido de carbono entre la sangre fetal y la sangre materna. Cumpliendo con la ley de los gases, estos se movilizan por difusión simple desde un lugar de mayor concentración a otro donde la concentración es menor.
La placenta se encarga de controlar la presión parcial de los gases en la sangre fetal; de este modo impide que el centro respiratorio del feto se estimule ante al aumento o la carencia de alguno de estos gases.
Respiración del recién nacido
La intervención de la placenta entre la madre y el feto va disminuyendo a medida que el embarazo avanza, de manera que el aporte de oxígeno también se reduce gradualmente hasta el momento del nacimiento, donde cesa por completo.
Cuando esto sucede, la presión parcial del dióxido de carbono aumenta estimulando por primera vez el centro respiratorio, con lo que el neonato realiza su primera inspiración.
Acto seguido, los pulmones se insuflan, se dilata el tórax, y se crea una presión negativa interpleural que irá aumentando a medida que se desarrolle la cavidad torácica. Cabe destacar que la cavidad torácica se desarrolla más rápido que lo que crecen los pulmones.
Generalmente, a los siete meses del embarazo, el sistema respiratorio del feto ya posee toda la estructura necesaria para comenzar a respirar, en caso de un eventual parto prematuro.
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