Cuando respiramos, entra por nuestra nariz y boca, aire, que pasa por la garganta y los tubos bronquiales. Cuando las vías respiratorias se encuentran inflamadas este proceso se dificulta y con ello aparecen síntomas como tos, sibilancias y sensación de peso en el peso, así como dificultad para respirar, como ocurre en el caso de la bronquitis asmática o asma bronquial.
Si bien el término bronquitis asmática no es del todo aceptado por la comunidad médica en su totalidad, se suele usar para estos casos, en los cuales hay una inflamación en los bronquios pulmonares debido a alguna alergia o infección respiratoria.
En este artículo trataremos de explicar de la manera más sencilla posible qué es la bronquitis asmática, cuáles son sus síntomas y por qué se produce como así también cuál es su tratamiento.
Enfermedades respiratorias: Bronquitis y Asma
Tanto la bronquitis como al asma son dos enfermedades o afecciones inflamatorias de las vías respiratorias. Veamos en detalle cada una de éstas:
¿Qué es la bronquitis?
La bronquitis es una inflamación de los tubos bronquiales, como así también de los órganos y tejidos vecinos.
El objetivo principal de los tubos bronquiales es el filtrado del aire que circula a través del tracto respiratorio, para que la suciedad y las sustancias nocivas no lleguen a los pulmones.
Estos tubos poseen pequeñas proyecciones similares a pelos, que cumplen la función de impedir que irritantes (como por ejemplo el polvo o el polen) entren en las partes cruciales del tracto respiratorio y en los pulmones. Estas especies de pelos son llamados cilios.
No obstante, el contacto a largo plazo con productos químicos, virus o incluso partículas de polvo terminará permitiendo que estos irritantes rompan las defensas naturales del sistema respiratorio, lo que eventualmente causará infección e inflamación.
¿Qué es la bronquitis asmática?
La bronquitis asmática es una categoría de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica).
Generalmente este tipo de enfermedad la adquieren aquellos individuos que sufren de bronquitis crónica, y es difícil diferenciarla de otras enfermedades pulmonares debido a que sus síntomas son bastante similares.
Entre las enfermedades similares que afectan el aparato respiratorio se hallan la bronquitis, la sinusitis, el asma y el enfisema.
¿Qué es el asma?
De manera general puede decirse que el asma es una enfermedad inflamatoria persistente de las vías respiratorias que provoca que éstas sean extremadamente sensibles, produzcan moco más espeso y abundante, y edema.
Lo que diferencia al asma de otras enfermedades pulmonares obstructivas es que en general es reversible, con o sin tratamiento.
Los individuos que padecen asma suelen experimentar episodios sin síntomas intercambiando con ataques agudos de asma.
Como puedes ver, la bronquitis y el asma guardan una estrecha relación y se dan especialmente en las poblaciones infantiles -como por ejemplo el asma infantil-.
¿Cuáles factores desencadenan el asma y cuáles la bronquitis?
Los factores que desencadenan los ataques de asma son en muchos casos similares a los de la bronquitis asmática (como, por ejemplo, fumar, el polvo, etc.).
Sin embargo el asma es generalmente provocada por alérgenos: los cuales pueden deberse a la temporada (como el polen de las plantas) o pueden ser persistentes (como el polvo o gases tóxicos).
La mayoría de las personas que padecen asma son extremadamente sensibles a una variedad de factores desencadenantes.
Mientras que, por otro lado, la causa principal de la bronquitis son las infecciones, en primer lugar, virales y, en menor medida, bacterianas.
No obstante, se piensa que la bronquitis asmática es activada por minúsculas partículas que vencen las defensas naturales -ofrecidas por los cilios– de los tubos bronquiales.
A modo de resumen te comentamos a continuación los principales factores desencadenantes de la bronquitis asmática:
- Infecciones respiratorias virales;
- Cambios meteorológicos;
- Irritantes como aerosoles u otros tipos de gases o humos tóxicos;
- Ejercicio físico intenso;
- Alérgenos alimentarios y/o ambientales.
- Entre otros.
Factores de riesgo para la bronquitis asmática
Por otro lado, podemos mencionar algunos factores de riesgo para la bronquitis asmática -es decir de agentes que están relacionados con la aparición de esta enfermedad- a saber:
- Alérgenos;
- Humo del tabaco;
- Contaminación ambiental;
- Factores nutricionales;
- Entre otros.
Debido a que los factores desencadenantes y de riesgo del asma bronquial pueden ser diversos, se suele distinguir dos tipos de bronquitis asmática:
- Alérgicos (o extrínsecos): se da cuando la persona es susceptible genéticamente a determinados alérgenos y ésta los inhala. Los más comunes son el polen de las gramíneas, los epitelios de animales, los ácaros del polvo doméstico y las esporas de los hongos.
- No alérgicos (o intrínsecos): se dan frecuentemente en personas adultas, mayores de 35 años, cuando las pruebas de hipersensibilidad a los alérgenos han dado negativas.
Características de la bronquitis asmática o asma bronquial
Al igual que otras formas de EPOC -la bronquitis asmática– también implica la congestión de las vías respiratorias.
En circunstancias normales los tubos bronquiales producen mucosidad, la cual cubre la tráquea, los pulmones y otros órganos del sistema respiratorio. Pero ante la existencia de sustancias irritantes, se genera una sobreproducción de moco, y como resultado se obstruyen las vías respiratorias.
Los individuos que han padecido asma durante mucho tiempo y/u otros tipos graves de bronquitis crónica son vulnerables a la bronquitis asmática.
Además, las personas que sufren de bronquitis crónica finalmente suelen contraer bronquitis asmática, debido a la exposición a largo plazo a contaminantes o toxinas ambientales y también por el consumo de tabaco.
Si bien es cierto, que todavía hay sombras con respecto a qué causa la bronquitis asmática, cada vez son más los estudios que demuestran que es causada principalmente por factores ambientales.
Síntomas de la bronquitis asmática
Los síntomas más comunes de la bronquitis asmática (o asma bronquial) incluyen:
- Disnea o dificultad para respirar y falta de aliento (sensación de que el aire no llega a los pulmones);
- Molestias en el pecho;
- Respiración sibilante -o ruidos al respirar- que dura varias semanas;
- Fatiga o malestar general;
- Tos nocturna;
- Pérdida de peso;
- Presencia de pequeñas cantidades de flemas;
- Alto riesgo de susceptibilidad a infecciones.
Aunque estos síntomas también se observan en pacientes asmáticos, la bronquitis asmática presente generalmente síntomas más profundos y graves.
Al mismo tiempo que -éstos síntomas- suelen tener frecuencias más altas en comparación con los síntomas que padecen las personas que solo sufren de asma.
Si bien los síntomas de la bronquitis asmática (o asma bronquial) suelen ser más frecuentes por la mañana y por las noches, pueden aparecer a cualquier hora del día.
Diagnóstico y pruebas para el asma bronquial
El diagnóstico del asma bronquial es normalmente realizado por un neumonólogo quien a través de la exploración física y la historia clínica determinará o decidirá un diagnóstico adecuado.
Entre las pruebas que se suelen realizar se hallan las siguientes:
- Espirometría: mide la función pulmonar. Consiste en que el paciente sople por un tubo y se mida cuánto aire sale de su pecho y a qué velocidad. De este modo se puede detectar un déficit obstructivo.
- Pruebas radiológicas: se realizan radiografías de tórax y de los senos paranasales.
- Medición de flujo pico respiratorio: si bien no tiene valor diagnóstico, el médico lo suele realizar para que el propio paciente pueda conocer cuál es el grado de obstrucción bronquial que tiene, y si es o no necesario usar un broncodilatador.
- Pruebas de alergia: se suelen llevar a cabo por medio de pruebas cutáneas o bien por medio de un análisis de sangre. Ayudan a identificar si se tiene alergias al polvo, al polen, al moho, o a las mascotas. En el caso de que efectivamente se identifiquen alergias, se puede recomendar inmunoterapias con alérgenos.
¿La bronquitis asmática tiene cura?
La bronquitis asmática o asma bronquial se puede detener, o apaciguar los síntomas, si la alergia que la causa se logra eliminar.
Sin embargo, el asma en sí misma no tiene una “cura”, por ende es apropiado afirmar que la bronquitis asmática no tiene cura, pero sí tratamiento -con el cual mejora notablemente la calidad de vida del paciente-, sin embargo la persona deberá realizarlo de por vida.
Tratamiento para la bronquitis asmática
En cuanto al tratamiento para la bronquitis asmática suele ser similar al tratamiento para la bronquitis crónica. No obstante, cabe repetir que estos tratamientos no curan estas enfermedades, sino que lo que intentan es aliviar los síntomas para darle una mejor calidad de vida al paciente.
Si tienes bronquitis asmática siempre es aconsejable que te mantengas alejado o alejada de los irritantes como el polvo, el polen, humos y productos químicos.
También es recomendable que evites las multitudes, e incluso puede ser necesario que cubras tu nariz y boca con máscaras para evitar que las bacterias entren en el tracto respiratorio.
Por otro lado, en lo referente al tratamiento del asma normalmente es farmacológico por medio de broncodilatadores y antiinflamatorios (corticoides); que buscan desinflamar los bronquios pulmonares y facilitar el paso del aire.
Y en el caso de los alérgicos se utiliza frecuentemente inmunoterapia específica (vacunas para la alergia).
Los broncodilatadores de acción prolongada se recomiendan utilizar por las noches y por las mañanas.
Mientras que los broncodilatadores de acción corta, se suelen utilizar cuando aparecen síntomas -como tos o sensación de ahogo -.
El médico tratante deberá seguir de cerca la evolución del paciente y ajustar las dosis en caso de ser necesario. Especialmente si se tiene en cuenta que los síntomas pueden cambiar con el paso del tiempo.
El médico también puede indicar determinados jarabes para aliviar la tos e inclusive ciertos antibióticos -como la Amoxicilina- en el caso de que haya infecciones por bacterias.
Asimismo, la fisioterapia también suele ser útil para tratar la bronquitis asmática (o asma bronquial), ayudando a mejorar la capacidad respiratoria y el condicionamiento físico del paciente.
Se suele realizar en sesiones donde se llevan a cabo ejercicios que buscan fortalecer los músculos que están involucrados en la respiración, de modo que se logra expandir la capacidad pulmonar y se ayuda a extraer el moco de los bronquios.
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